Claudia María Cadavid es licenciada en Educación Infantil con énfasis en Consultoría Psicopedagógica, especialista en Literatura Infantil y en la actualidad es postulante al título de especialista en Pedagogía de la Lúdica. También ha tenido la oportunidad de realizar diplomados y participar en congresos o simposios.

Toda esta preparación le ha servido para conocer como valorar día a día a sus estudiantes, a quienes siempre les repite que siente una profunda admiración por lo que son y un profundo respeto por lo que pueden llegar a ser. También le ha servido para realizarse como madre, de sus hijos que son en la actualidad profesionales idóneos, ellos son Mario Andrés, Ingeniero Administrativo, gerente de Bancolombia y Juan Pablo, Enfermero Profesional, jefe de cirugía del hospital La María y de otro más que adoptó, Jhon Edison, quien murió víctima de un cáncer y quien le enseñó que la vida es efímera, que el futuro es ahora.

Adora comer pescado, disfrutar de un helado los domingos, ver películas de terror y drama, bailar con su esposo con quien llevo 35 maravillosos años de matrimonio, extasiarse con el esplendor de la luna o de un atardecer de colores anaranjados, jugar con su nieto Emilio, coser con su nieta Sarita, viajar y declamar a la orilla del mar.

Sueña con estar jubilada para jugar mucho tiempo con su nieto, viajar y dedicarle tiempo a su familia, la cual se ha sacrificado para que ella pueda ser una gran maestra.

Claudia fue decente universitaria, luego acompañó a casi 200 reinsertados en sus procesos académicos, vivenció con jóvenes y niños en situación de discapacidad y luchó por sus derechos.

Se vinculó al magisterio en el año 1999 y desde entonces, además de sentir que labora en el cielo, ha recibido reconocimientos públicos y homenajes por su labor docente, el último de ellos fue para el día del maestro donde fue elegida como “Maestra de Vida en grado Oro” de la institución educativa San José.

Sueña con una escuela con maestros altamente comprometidos, estudiosos, capaces de sacar su niño interior y potenciar la capacidad de asombro, maestros que aprendan de sus estudiantes y no maten la creatividad, que les enseñen a encontrar respuestas en los libros y en los juegos, para que los niños lleguen felices a la escuela y permanezcan en ella.

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