El futuro podría ser anticipado, ya sea especulando, soñando, idealizando, sacando conjeturas o simplemente calculando como dicen nuestras abuelas: “desde el desayuno se sabrá lo que será el almuerzo”.
Esa porción de la línea temporal la espero para mi país como la esperan muchos otros que comparten mis ideas como una franja en el tiempo llena de muchos progresos tecnológicos y académicos que conjuntamente permitan el progreso de nuestros campos y ciudades con sus gentes en un ambiente sano, lleno de oportunidades para todos y con todos, donde la corrupción haga parte de pasado y la inclusión una filosofía de vida.
Soñar no cuesta nada y si a a través de ésta actividad me es permitido expresar mis ideales a futuro, bienvenidos sean y al mismo tiempo invito a mis lectores a ser parte de este sueño colombiano de paz y amor. No un sueño en el papel o en la poesía, sino un sueño en el que cada uno aporte su granito de arena como docente, como padre o madre de familia, como obrero, campesino o estudiante, todos sin exclusión alguna.
Plasmo a continuación una foto de una mano gigante, la mano de los colombianos valientes, luchadores y emprendedores y dentro de ella el sueño a futuro de muchos…el futuro de nuestra Colombia.
Igualmente comparto con ustedes un bello poema de Pablo Neruda sobre el futuro. Espero que disfruten los poemas como yo.
Pablo Neruda
El futuro es espacio
EL futuro es espacio,
espacio color de tierra,
color de nube,
color de agua, de aire,
espacio negro para muchos sueños,
espacio blanco para toda la nieve,
para toda la música.
Atrás quedó el amor desesperado
que no tenía sitio para un beso,
hay lugar para todos en el bosque,
en la calle, en la casa,
hay sitio subterráneo y submarino,
qué placer es hallar por fin,
subiendo
un planeta vacío,
grandes estrellas claras como el vodka
tan transparentes y deshabitadas,
y allí llegar con el primer teléfono
para que hablen más tarde tantos hombres
de sus enfermedades.
Lo importante es apenas divisarse,
gritar desde una dura cordillera
y ver en la otra punta
los pies de una mujer recién llegada.
Adelante, salgamos
del río sofocante
en que con otros peces navegamos
desde el alba a la noche migratoria
y ahora en este espacio descubierto
volemos a la pura soledad.
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