Descripción de la experiencia

Como estudiantes y consumidores hemos observado la inmensa cantidad de frutas que se desechan a diario tanto en las tiendas del sector como en los hogares, al indagar sobre el tema nos dimos cuenta de que esas manchas negras y blancas que invaden nuestras frutas son productos de la acción de unos hongos conocidos como Colletotrichum acutatum y Botrydiplodia theobromae causantes de enfermedades como la antracnosis y la muerte negra en las plantas.

Además de ocasionar grandes pérdidas, los campesinos se ven obligados a utilizar unos fungicidas de orígenes sintéticos (no amigables con el medio ambiente) que terminan adhiriéndose a la composición de la fruta y que al ser consumida por los usuarios pueden ocasionar enfermedades de tipo carcinogénicas.

Estos fungicidas no solo ocasionan enfermedades en los usuarios sino también en los campesinos ya que cuando este aplica el fungicida para eliminar el hongo de la planta también está adsorbiendo el contenido de este lo que le ocasionaría una posible enfermedad cancerígena; en el caso de las mujeres que están embarazadas y aplican este veneno a las plantas, su bebe podría nacer con enfermedades y con malformaciones congénitas. El fungicida no solo afecta a las personas sino también al medio ambiente porque este veneno cuando es aplicado en las plantas también llega a la tierra y por medio de la lluvia este toxico llega a los ríos, lagunas y mares lo que podría ser una sustancia mucho más perjudicial para la salud.

BIOTOMI, contempla una alternativa para un tratamiento de origen natural, demostrando que a partir de tomillo y orégano se pueden combatir estos hongos de manera más amigable con el medio ambiente; ya que estas plantas poseen aceites esenciales y son ellos los que ayudarán al campesino a combatirlos y evitar posibles enfermedades, por medio de sus compontes mayoritarios que para el tomillo es timol y para el orégano es el carvacrol.

Lo que se pretende es la divulgación de alternativas de solución en las tiendas de la comunidad de Itagüí, llevando consigo su implementación mediante biopolímeros que recubran a las frutas en el espacio de ventas a fin de impedir la propagación de los hongos.