50 horas constitucionales
“Me inspiran los hombres que trabajan con la tecnología para hacer que el aula, con la educación tradicional y con el uso de las TIC se convierta en un lugar de remansos de paz”
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La ponencia
El protagonista
Gumercindo Montoya es un hombre que nació y se crió en el campo. Comenzó en un seminario menor teniendo como meta llegar a un seminario mayor para convertirse en sacerdote, pero entre los grados octavo y noveno cambió esa idea, ingresó a la normal y se prepararó para ser maestro. Cuando salió de bachillerato pedagógico quiso estudiar la carrera de veterinaria y no ejercer la docencia, pero al llegar a Medellín la situación económica lo llevó a trabajar y la veterinaria no contaba con horario nocturno, así que con du trabajo dio inicio al pregrado de Licenciatura en Matemáticas, pero en el cuarto semestre, decidió cambiar de carrera y pasó a estudiar Licenciatura en Historia y Filosofía, desenvolviéndose durante toda su licenciatura como docente de educación física. Terminando la licenciatura en Historia y Filosofía, se presentó en el municipio de Itagüí al concurso en el área de sociales y actualmente lleva 20 años en el sector oficial con el área de Sociales y 26 años como maestro de Educación Física en una institución privada. Durante ese tiempo también se ha desempeñado como coordinador encargado y rector encargado en el Municipio de Itagüí.
Sus logros educativos se resumen en ser bachiller pedagógico, licenciado, especialista y desenvolverse como docente, donde antes de enseñar deportes y transmitir conocimientos, puede ayudar a crear hombres y mujeres que estén abiertos a la lucha y al triunfo continuo.
Su mayor logro es haber conformado un hogar con una mujer que es su complemento y unos hijos que han sido formados en valores. Otro logro ha sido que sus estudiantes lo recuerden por aquello que recibieron de él y que lo han aplicado en su vida. Cada vez que se los encuentra en el camino, ellos tienen palabras de agradecimiento.
Sueña una escuela donde los estudiantes vuelvan a sentir amor hacia sus compañeros, respeto por sus superiores, miren a sus padres como el mayor regalo que Dios les ha dado y que en la escuela encuentren un lugar donde ellos disfruten, se recreen, aprendan y entiendan que la tecnología es principalmente para ayudarles a ser más humanos y donde admiren siempre al otro por lo que les puede enseñar. Lo inspira Dios, escritores como Manual Mejía Vallejos y Miguel Deunamuno.
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